Pedro de Peralta Barnuevo Rocha y Benavides

(Lima, 1663 – Id., 1743)

Nació en Lima en 1664, de distinguida familia; el padre, español, componía poemas culteranos; su madre era criolla,  María Magdalena Egipcíaca de la Rocha Benavides.

Pedro se doctoró en derecho civil y derecho canónico en la Universidad de San Marcos, a la que siguió ligado el resto de su vida. Desde muy joven se destacó en todas las ciencias como : matemático, astrónomo, poeta, erudito, sabio y polígrafo.

Hablaba casi a la perfección castellano, latín, griego, francés, portugués, italiano, inglés y quechua. Contaba en su biblioteca personal con obras que revelan una curiosidad poderosa: Gramática, Poliorcética, Astronomía y Metalurgia. Sus contemporáneos lo saludaban como una «Enciclopedia viviente o animada biblioteca».

Fue autoridad en matemáticas y astronomía, cosmógrafo mayor del reino y también fue ingeniero (completó la construcción de las murallas de Lima y proyectó un sistema de protección en el Callao contra mareas altas). Fue meteorólogo, médico, geómetra, teórico de la música (y seguramente compositor), geógrafo, historiador, poeta oficial del virreinato. Sobresalió en las letras del virreinato como el más fértil exponente de la literatura de esa época.

Como poeta ha dejado «Lima fundada o conquista del Perú» (1732), epopeya culta en octavas reales dentro del gusto barroco más culterano. Escribió también obras dramáticas donde se  anidan la huella de Calderón de la Barca con un neoclasicismo francés.

Compuso abundantes poemas de circunstancias, glosas y panegíricos. Llegó a ser tres veces rector de la Universidad de San Marcos. Fue miembro de la Académie des Siences de París y jefe de una expedición geodésica franco-española muy importante comenzada en 1735 al lado de Charles Marie de la Condamine, naturalista y geógrafo francés.

Como historiador escribió una “Historia de España vindicada” (1730), donde exhibe una sólida erudición, pero sobre todo fue un poeta cortesano y barroco. De su vasta obra literaria, destacan el poema épico “Lima fundada” (1732) y sus obras teatrales: “Triunfo de amor y muerte” (1710), comedia de carácter mitológico, “Afectos vencen finezas” (1720), comedia de enredo, y la tragedia “La Rodoguna”, adaptada de la homónima de Corneille. Indiscutiblemente el mejor dramaturgo de la colonia, autor de toda clase de libros y hasta impresor. Escribió en italiano,  en castellano y en francés.

Nunca fue rico, y al morir su única posesión era una imprenta que legó en herencia a una hija (ilegítima, pues no había tenido descendencia en sus dos matrimonios).

En sus últimos años la Inquisición le hizo un proceso, acusado de heterodoxia en sus escritos religiosos (en efecto, Peralta había cedido a ciertas insinuaciones místicas); lo más doloroso ha de haber sido que en las actas de acusación se le mencionara como “ignorante”. Debido a su avanzada edad y mala salud se lo dispensó de oír sentencia, no fue condenado. Murió en Lima en 1743, próximo a cumplir los ochenta años.

Poema romance heroico en que, sirviendo de literales símbolos todas las dicciones, comienzan con la letra A, con que empieza el excelso apellido de su excelencia de Pedro Peralta Barnuevo (Fragmento)

Alto Armendaris, afectuoso alabas
austal Alcides al amado Atlante,
armoniosos acentos, animado,
ardiente anhelas, apacible aplaudes.
Antes, arduas acciones azañoso
acababas, armado, ahora admirable,
al austro, agusto adoras abrazado
el alma, ardores aumentando amante.
Aquiles, aterrabas animoso,
antes avasallando, armadas aces;
ahora anuncias auspicios, alegrías,
atractivo anfión, Apolo amable.
Antes acometiendo, aleves armas
al abismo, atrevidas, arrojaste
almas, afectos, alentando aplicas
ahora aplausos armónicos al aire.
Antes, astutos Anglos asustabas,
abatías atroces alemanes;
armada, animabas, afamado,
abrías, acertado, amplios ataques.
Arrojadas azañas aspirando
afrentaste Alejandros, Aníbales;
advertido arrogante, aún asombraras
Adrastos, Alcibíades, Ayaxes.

«En Lima reside Don Pedro de Peralta y Barnuevo, Cathedrático de Prima de Mathemáticas, Ingeniero, y Cosmógrafo mayor de aquel Reyno; sugeto de quien no se puede hablar sin admiración, porque apenas (ni aun apenas) se hallará en toda Europa hombre alguno de superiores talentos, y erudición».

Fray Benito Jerónimo Feijoó y Montenegro (Madrid, 1781)

«De ahí que, a través de Peralta se pueda estudiar tantos temas y subtemas de su época: la ciencia física, la astronomía, las matemáticas, la ingeniería militar, la poesía, la arquitectura, la teología, la historia, el derecho, la política, la docencia universitaria, la lingüística. Esta increíble maquina de pensar y decir asombra no sólo por la cantidad de sus obras, sino por la extraña calidad de algunas de ellas, suficientes en número y mérito como para justificar la más alta fama».

Luis Alberto Sánchez

«A diferencia del Inca Garcilaso, que en la madrugada de nuestra literatura en lengua castellana incorpora el nombre del Perú en el panorama de las letras del mundo, Don Pedro de Peralta, en el tránsito cargado de intenciones del siglo XVII al siglo XVIII, quiere traer la voz del mundo a las letras peruanas».

Aurelio Miró Quesada

«Quiero apenas señalar y celebrar la presencia de un versificador exquisito y de un romántico anacrónico que chispean en el tenebroso y temido Pedro de Peralta».

Martín Adán

«En el Perú, es la figura dominante en la literatura oficial del siglo XVIII. Descolló en las artes, las ciencias y las letras. Con feliz expresión de Luis Alberto Sánchez, fue el Doctor Océano».

Ricardo Silva Santisteban